Cruzamos el arroyo del Campesinho en el viejo puente de madera, construido por los servicios del Parque Nacional. Más arriba, desde el mirador, tendremos la oportunidad de contemplar la cascada de Pitões, una caída de agua con unos 30 metros originada por la fractura y desnivel del terreno.
En la margen derecha del arroyo de Campesinho persisten las ruinas del monasterio benedictino construido a mediados del siglo IX, el Monasterio de Santa Maria das Júnias. De este pequeño convento quedan apenas las paredes de las principales divisiones y algunas arcadas del claustro. La iglesia, de una sola nave y techo de madera, aún conserva un interesante portal lateral románico y un retablo del siglo XVI en la capilla-mor. Además de su valor arquitectónico, histórico y religioso, lo que más sorprende a quien visita este Monasterio es su implantación y entorno paisajístico.