El aprovechamiento hidroeléctrico del río Lima y la construcción de la Central Hidroeléctrica en Paradamonte finalizaron en 1922, aunque con sucesivas ampliaciones hasta 1953. Entre 1948 y 1957, ya con la central en pleno funcionamiento, se creó una especie de “ciudad” para sus trabajadores y familias. Además de los barrios, como es el caso del Barrio de Rebolar, se construyeron varios equipamientos donde funcionaban servicios de apoyo a los “barragistas”[1], como eran conocidos los residentes. Estos barrios eran una especie de “condominio cerrado”, en el que sus residentes tenían regalías (piscina, campos de juegos, cine, cantina, bar, centro médico, biblioteca y escuela) inaccesibles a la mayoría de los habitantes de la región.
[1] Del término portugués “barragem” (en español, presa o represa)