La pequeña Capilla de Tibo fue construida a finales del siglo XVII, gracias a la voluntad y vocación de los habitantes de esta población. En aquella época la aldea no tenía ningún templo en donde se pudiese administrar los sacramentos. Los habitantes eran obligados a asistir a las misas en la iglesia matriz de Salvador da Gavieira, a una distancia de más de una legua y, por ello, se comprometieron a construir una ermita en Tibo, donde sus habitantes tuviesen condiciones dignas para escuchar la misa y realizar sus peticiones a Dios.