La ocupación humana de la Sierra Amarela remonta, por lo menos, al Neolítico. Hay diversos vestigios arqueológicos que testifican el principio de la presencia humana en esta sierra. En este local, en la freguesia[1] de Germil, en un área plana a unos 650 metros de altitud, se identifica lo que parece ser un pequeño túmulo (pequeña elevación que se identifica en el perfil del suelo). Es un vestigio arqueológico funerario del Neolítico, siendo que los más antiguos en Portugal datan de finales del VI milenio antes de nuestra Era. Este tipo de monumentos tiene numerosas variantes arquitectónicas, constructivas, de dimensión, entre otras. A pesar de su pequeña dimensión, es un elemento muy visible en el paisaje, cuya configuración llana es interrumpida por el perfil del túmulo. A partir de este monumento se tiene una excelente vista sobre el valle del río de Germil, sobre todo hacia el oeste.
Hay referencia a la existencia de una necrópolis en este lugar, la Necrópolis de la Giadela, pero fue destruida a excepción de este monumento.
[1] representa un municipio de menor entidad administrativa y elección directa. Tiene un área equivalente al de una parroquia