Desde este mirador se tiene una perspectiva panorámica del valle del Laboreiro y la sierra de la Peneda. En el fondo del valle pueden identificarse varias inverneiras, las de la margen derecha del río, rodeadas de lameiros y bosques de roble. Desde aquí se tiene una perfecta noción de la diferencia de altitud a la que se encuentran las inverneiras (entre los 750 y los 850 metros) relativamente a la Villa (lugar fijo, a 950 metros de altitud) y, sobre todo, relativamente a las brandas, ubicadas al norte de este mirador, a una altitud comprendida entre los 1000 y los 1200 metros. Es también un punto estratégico para intentar identificar los picos montañosos elevados entre los valles del Laboreiro y del río de la Peneda.
En el lado este del mirador se destaca un gran afloramiento rocoso, donde se instaló el Castillo de Castro Laboreiro, adaptándose a la morfología del terreno. Es una fortificación medieval compuesta por castillo y cerca urbana, posiblemente construida en el siglo XII/XIII, y de que apenas subsisten las murallas. La población intramuros habría sido abandonada aún en la Edad Media, pasando la Villa para una cota inferior.
De la antigua fortificación medieval subsisten restos de las murallas y vestigios de la torre del homenaje y de una vieja cisterna. La puerta principal, designada Puerta del Sol, se ve desde el lado naciente, mientras que la Puerta de la Traición o del Sapo, en el lado norte, da acceso al patio interior.
La historia de este lugar comenzó en la Edad del Hierro, siendo posteriormente construida la fortaleza por órdenes de D. Afonso Henriques. Después de ser destruida por un violento temporal, D. Diniz reconstruyó la fortaleza por su importancia estratégica en la defensa de la frontera.