Los corrales de montaña caracterizan el paisaje de la sierra de Gerês y son indisociables de la historia y cultura de las comunidades locales, desde hace varias generaciones. Se distribuyen de lejos a lejos por terrenos baldios[1] (comunitarios), y fueron creados por las comunidades para servir de base de apoyo a los pastores, junto a las zonas de pastoreo, en donde el ganado de la vezeira[2] permanece durante los meses más calientes del año (mayo a septiembre).
Pertenecen a una comunidad y, normalmente, forman parte de una red de varios corrales que, en sistema de rotación, son ocupados por la vezeira y por los pastores (o vezeiros) de la comunidad que, de acuerdo con una escala y a la vez, tienen la responsabilidad de guardar los animales que les fueron confiados.
El Corral de Pinhô integra un único abrigo recientemente recuperado, y tiene un espacio de picnic y socialización para los vezeiros. Entre mayo y septiembre está habitualmente ocupado por la vezeira de Ribeira.
[1] En Portugal y en Galicia un “baldio” es un terreno detenido y gestionado por una comunidad local. El concepto existe en otras regiones con nombre como bien comunal o procomún
[2] Forma de pastoreo comunitaria que consiste en la unión de los rebaños de una aldea y en su pastoreo en terrenos comunes llamados “baldios”