El puente se eleva sobre el arroyo de Porto Seco, en las inmediaciones de la aldea de Castro Laboreiro, en un terreno despojado de vegetación arbórea y con amplia visibilidad. Si observamos al sur, podemos ver al fondo las altas cumbres que se elevan entre los valles de Laboreiro y del río de la Peneda.
Construido en la era Moderna (citado en 1758 en las Memorias Parroquiales de la freguesia), el Puente de las Veigas presenta un tablero en caballete muy suave, con orientación norte-sur, en un solo arco de medio punto. La estructura posee los estribos en albanaría de granito y pavimento en calzada sin parapetos.
Este puente está asociado a una vieja superstición de bautizar a los niños que aún están en el vientre de sus madres para que no mueran al nacer. La mujer que está a punto de ser madre espera junto al puente en las orillas del río, acompañada por algunos familiares, e invita al primer transeúnte que cruce el puente para que vierta agua sobre el bebé que aún está en su vientre.