El lugar de Ameijoeira marca la frontera entre Portugal y la tierra de Galicia, después de haber sido puesto de la Guardia Fiscal, en la época en que las fronteras representaban el límite rígido de la nación, donde se controlaba quién entraba y salía y lo que entraba y salía del país, y donde muchos vieron confiscadas sus mercancías. Otros optaban por eludir la frontera, pasando ilegalmente hacia Galicia por los caminos del contrabando.

Ameijoeira es una aldea muy tranquila, con muy pocos habitantes, siendo evidentes las señales de despoblación y del relativo abandono de la actividad agrícola. En el pasado, este lugar era básicamente habitado durante los meses de invierno, cuando la población se desplazaba de los lugares más altos (brandas[1]), situados en la meseta de Castro Laboreiro, para abrigarse en los lugares del valle (inverneiras[2]), como es el caso de la Ameijoeira.

Aquí no existen servicios, siendo necesario ir a la villa da Castro Laboreiro, para acceder a un café o a un minimercado. Sin embargo, podemos apreciar el antiguo horno comunitario, construido de forma arcaica en losas y bloques graníticos, donde antiguamente la comunidad cocinaba el pan.

También merece destaque la pequeña capilla en honor del Senhor da Boa Morte (Señor de la Buena Muerte), donde el pueblo se reúne para celebrar la fiesta del lugar, a principios del mes de septiembre.

[1] lugares situados a mayor altitud en los que viven o vivían los campesinos entre los meses de abril y diciembre, dedicados a la siembra y al cuidado del ganado

[2] Son núcleos habitacionales temporarios que se originaron por la necesidad de los agricultores de utilizar el pasto localizado en la sierra para alimentar el ganado. En la primavera y verano los agricultores permanecían en las poblaciones más altas de las sierras (brandas), mientras que en el otoño regresaban a las poblaciones más bajas (inverneiras) en donde permanecían todo el invierno.