Las turberas, en el sentido más amplio del término, son ambientes higroturbosos, es decir, un conjunto de hábitats con abundancia de agua en donde se acumula turba. Esta zona de turbera en específico está localizada en un área relativamente plana y de cumbre, donde surgen algunas nacientes o para donde escurren algunas líneas de agua, condiciones que favorecen la acumulación de agua.

En las zonas menos inundadas y sin acumulación de turba, se instalaron brezales-tojales higrófilos, considerados un tipo de hábitat prioritario para la conservación de la naturaleza y de la biodiversidad. Normalmente este tipo de hábitat es circundado por prados, habitualmente pastados, que resultan de la destrucción de brezales-tojales higrófilos por el fuego y sobrepastoreo.

En Portugal las turberas están amenazadas, principalmente a causa de drenajes o captaciones de agua, y apenas se mantienen mientras exista un exceso de agua en la zona. Si deja de suceder, la mayor parte de las especies específicas de turberas desaparece.

Forman parte de un ecosistema importante, en donde podemos identificar varias especies faunísticas características del hábitat, con destaque para los anfibios, como la salamandra rabilarga, el sapillo pintojo ibérico, la rana ibérica, la ranita de San Antonio y el sapo corredor.