La Villa de Gerês o Caldas do Gerês es una estancia termal con una larga tradición. Algunos investigadores creen que el agua caliente de Gerês ya era utilizada por los romanos que con frecuencia pasaban en la Geira, la vía romana que está muy cerca de las termas.
Según los documentos existentes, Gerês es conocida entre los portugueses desde el siglo XIII, y las primeras utilizaciones terapéuticas del agua termal datan del reinado de D. João V, en 1735, quién habría ordenado la construcción de pozos para baños, capillas y otras estructuras de apoyo.
También está documentado que Caldas do Gerês solo fue constituido como poblado con habitantes permanentes en la segunda mitad del siglo XIX, aunque ya existiesen casas para abrigo y estada de los utilizadores de las termas, que eran abandonadas más o menos en octubre, cuando llegaban los primeros días de frío.
Desde entonces, la población presenció un elevado desarrollo, desde siempre anclado en sus recursos endógenos: el agua, la floresta y la irrevocable belleza de la sierra de Gerês. Hoy día es una conocida villa turística, procurada por muchos portugueses y extranjeros.